Por segundo año consecutivo, el país fue el único que se opuso a ratificar el acuerdo, que busca permitir la reproducción del atún y aumentar el tamaño de su población, en peligro de extinción.
El atún es uno de los peces más amenazados de extinción por la pesca industrial en el Pacífico. Por eso, existe un pacto internacional, integrado por 16 países, que busca controlar la captura del animal para preservarlo y permitir su reproducción.
Pero de ese total de naciones, una acaba de romper el concenso que se necesita para que esa veda se produzca: se trata de Colombia.
Como ocurrió el año pasado, el país impidió que se alcanzara la unanimidad sobre un acuerdo que se intentó poner en marcha dentro de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (Ciat), hace 15 días en La Jolla (California, E.U.), y con el que se quería suspender la pesca del atún durante dos periodos en el año para darle un margen a su reproducción y evitar la captura de ejemplares jóvenes.
Esta posición llamó la atencíón de algunas de las más importantes organizaciones ambientales, entre ellas el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Conservación Internacional (CI) y las fundaciones Marviva y Malpelo, que opinan que la posición de Colombia va en contravía de conseguir un incremento en la talla promedio de las especies y por lo tanto un crecimiento del tamaño de su poblaciones.
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