
Descubrieron que las que no tenían antenas no podían encontrar su dirección hacia el sur, en tanto que las que las mantenían podían hacerlo de la manera correcta.
Los científicos cubrieron las antenas con pintura negra para bloquear su sistema de captación de la luz solar y descubrieron que erraban el camino porque su cerebro podía detectarla y les era imposible ajustar sus movimientos de acuerdo con el sol. Sin embargo, cuando utilizaron pintura clara los insectos establecieron correctamente su orientación al sur, lo que demostró que la captación de la luz con las antenas era la clave de su navegación.
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