"Solo cuando el ultimo árbol este cortado y el último rio este envenenado, te darás cuenta que no puedes comer dinero". Sabiduría Indígena

viernes, 30 de julio de 2010

Las pilas o baterias usadas, que hacer con ellas?

En Bogotá se instalaron los primeros puntos de recolección de baterías usadas. La idea es que la ciudadanía las arroje allí para que no se vuelvan un peligro para el medio ambiente.
Bogotá es pionera en la aplicación de esta resolución. En la ciudad ya funcionan dos puntos de recolección: están en los centros comerciales Hayuelos (calle 20 # 82-52) y Palatino (carrera 7 con calle 140).
En diciembre del 2011, funcionarán 120 lugares de almacenamiento (también en San Andrés), porque en ese año, fabricantes e importadores deberán recoger 8 millones de pilas. Estas cifras no son opcionales y deberán cumplirse obligatoriamente.
Anualmente, en Colombia se consumen 200 millones de pilas, que generan 11 mil toneladas de residuos. El 80 por ciento va a parar a rellenos sanitarios y el 20 por ciento a botaderos a cielo abierto, ríos o quebradas. El riesgo es que estas baterías contienen zinc, cadmio, níquel, plomo y mercurio y, si su fabricación no es idónea (muchas llegan de contrabando al mercado y no cumplen con las reglas sanitarias), esos elementos químicos pueden entrar en contacto con el medio.
Unas pocas gotas de esas sustancias pueden contaminar millones de litros de agua. De ahí que su destrucción sea urgente cuando la vida útil de la pila termina.

sábado, 24 de julio de 2010

Compensacion ambiental

Con apoyo a proyectos forestales o de conservación, está naciendo en Colombia una oportunidad para que las empresas compensen la contaminación que causan al medio ambiente. Se trata del proyecto Mitigación Voluntaria de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero, que acaba de lanzar la Fundación Natura y que une dos sectores aparentemente opuestos: el ecológico y el bursátil.

La idea es diferente a otras en las que cada empresa debe invertir millones para crear una estrategia de reducción de carbono propia que debe ser avalada por Naciones Unidas (ONU).

En este mercado, los gremios pueden equilibrar voluntariamente sus emisiones apoyando proyectos de conservación de bosques, procesos productivos sostenibles o de deforestación evitada (Redd), liderados por comunidades.

Así, la empresa de cualquier sector interesada en compensar su contaminación podrá comprarle a ese proyecto forestal o de conservación una Unidad de Reducción de Emisiones Verificadas (VER), que funciona como un certificado que demuestra que aquel proyecto forestal reduce una porción de gases de efecto invernadero con la reconstrucción de zonas afectadas o ejecutando acciones para prevenir la tala o la contaminación de ríos o quebradas.

Luego, la firma que adquiera ese VER, lo podrá transar o negociar en la Bolsa de Valores de Colombia. La iniciativa está abierta incluso para alcaldías, universidades o una persona del común que pueda calcular su huella de carbono (las toneladas de dióxido de carbono que emite al conducir un vehículo o viajar en avión) y quiera resarcirlas apoyando un proyecto de siembra de árboles. De esta forma, puede compensar esas emisiones al capturar con las plantas la misma cantidad de carbono que emite.